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¿Es el fin de los relojes de pulsera?

Posted in Ciencia y tecnología with tags , , , , , , , , , , , on noviembre 14, 2013 by Camilo Pino

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A todos se nos ha hecho evidente que en la última década la cantidad de gente con relojes ha disminuido. Obviamente no poca gente los sigue ocupando, pero en su mayoría son personas que los han usado desde hace años mientras que, por otra parte, las nuevas generaciones prácticamente no dependemos de ellos. La causa de esto es evidente: casi todos usamos teléfonos móviles.

A pesar de lo interesante que se ven en los proyectos de las grandes empresas tecnológicas la creación de relojes inteligentes, estos no son nada nuevos como idea. Más de alguno tuvo un amigo o un compañero en los años de estudio que tenía un reloj que a la vez era una calculadora. Personalmente aún tengo uno que puede darme la hora de múltiples lugares del mundo e incluso guardar algunos números de teléfono. Debemos tener en mente también la llegada del iPod Nano, el cual fue un interesante intento de llevar la tecnología de Apple hacia las muñecas de los consumidores creando así un cierto aparato que no era ni reloj ni teléfono.

Personalmente uso un reloj de pulsera, pero podría decirse que es casi un hecho esporádico verme con él. Las pocas veces que lo uso son por razones muy concretas. Cuando hago clases es muy molesto sacar el teléfono móvil de bolsillo para ver la hora pero a la vez es necesario informarse de cuantos minutos quedan para no quedar corto en las explicaciones; me toma un abrir y cerrar de ojos ver la hora en mi reloj. También su uso depende mucho de cómo este vestido: la ropa que más me gusta usar suele no conjugar con el estilo de mi reloj. De todas maneras, a pesar de las constantes entradas de las páginas de Internet diciendo que los relojes han muerto, sigo viendo un buen grupo de gente usándolos aunque, claramente, son personas que tampoco usarían un Smartphone. Ejemplo de esto es la gente de la tercera edad.

Las razones por las cuales los Smartphone están reemplazando a los relojes de pulsera son evidentes. Mientras que la utilidad de un reloj se reduce, por lo general, a tan solo ver la hora en el caso de los análogos y usar algunas alarmas en el caso de los digitales, el reloj de un Smartphone tiene capacidades mucho mayores que los anteriores. Puedes cambiar la hora a la de cualquier zona horaria; tienes la posibilidad de sincronizarlos con relojes atómicos; tiene características estéticas personalizables y más atractivas junto a un largo etcétera. El segundo factor principal va más en las características propias de un Smartphone por sobre un reloj: un teléfono inteligente tiene muchas aplicaciones más allá del mero hecho de poder llamar o mandar mensajes; es superiormente más útil que un reloj que, muchas veces, reduce su uso a tan solo ver la hora. El tercer factor es de un carácter que va más allá de los aparatos: un teléfono no se reduce tan solo a sus finalidades prácticas, sino que también es un mecanismo para entretenerse, distraerse, “desconectarse” de las situaciones, etc. Muchas veces es una excusa para no tener que prestarle atención a lo que nos rodea (lo planteo desde un punto de vista “positivo”. La crítica de Heidegger hacia la técnica sería un interesante paralelo para este tópico). Sería muy extraño ver a alguien encontrando una escapatoria a la cotidianeidad tan solo mirando su reloj.

Por otro lado me parece que la muerte de los relojes es algo que aún no se puede afirmar. Existe otro tipo de mercado en el cual el reloj cumple una función más allá de lo práctico de su finalidad. Constan algunas compañías que se especializan en hacer relojes de lujo (por ejemplo, Mont Blanc), las cuales llevan estos aparatos a un estatus de ostentosidad, lo cual es buscado por un público -selecto- de personas. En este caso la esencia del uso del reloj queda subsumida muy por debajo de su función estética y de estatus. Tampoco descarto la híper-especialización de los relojes de pulsera, convirtiéndose así más en herramientas precisas que en un reloj. Un buceador podría usar un reloj híper-especializado para saber su profundidad, la presión del aire en el tanque o la densidad de su sangre… incluso también hasta podría ver la hora si le interesa. Aun así no puedo ser categórico en esta postura salvífica del uso de los relojes pues la tecnología avanza a pasos agigantado y lo que es novedad hoy, mañana será un recuerdo. Quizás un día nuevas tecnologías reemplacen la híper-especialización de los relojes mientras que, por otra parte, hay muchos Smartphone que son símbolos de estatus ya.

Probablemente el camino que tomen los relojes, amparados por los colosos monopolios de tecnología como Android y Apple, sea convertirse en “pseudo computadores”. El tema de que toda la tecnología apunta a su perfeccionamiento, y que este perfeccionamiento sea parecerse cada vez más a un computador, aunque sea una T.V., un celular o un microondas, es algo muy interesante pero digno de su propia entrada; el hecho de sacarlo a reflexión es netamente para formular la siguiente pregunta: ¿Qué necesidad tenemos de tener más pesudo-computadores? Probablemente las nuevas tecnologías en los relojes nos podrán dar la posibilidad de recibir mails en ellos o revisar nuestras redes sociales pero ¿es esto realmente necesario cuando de todos modos puedo hacerlo en un Smartphone? Me parece que, aunque los dos aparatos tengan la misma tecnología, es mucho más práctico y atractivo manejar esos asuntos a través de un Smartphone. Lo más prudente en este caso es aplicar la Navaja Ockham: “no multiplicar los entes sin necesidad”.